Según el libro del historiador Antonio Chabret «Las vías romanas a la provincia de Castellón», el monte «Balat» significa en árabe Pavimento o pavimento del camino.

Dice en uno de sus párrafos del mencionado libro: » El Albalat dels Taronger, aunque fuera de los limites de la provincia de Castellón, nos indica el trazado de la calzada de Aragón por Segorbe, en cuya población también nos recuerda el libro del Repartiment un albalat, en una de las partidas del termino «.

Según Sanchis Guarner se trata de un romanismo, equivalente a Al-palas o palaz, su significado es la villa y también caserío. Esto nos induce a pensar que el pueblo de albalat dels Tarongers en tiempos romanos, debió de ser una de las villas que poblaban la ciudad de Sagunto.

Sobre el apelativo de «Tarongers» en el archivo municipal aparece un documento firmado por el alcalde Miguel Beltran i Asensi y el secretario Mateo Gamón, el 16 de Julio de 1849 que entre otras cosas dice: «Nombre del Pueblo de Albalat dels Tarongers; su etimología se ignora y únicamente se sabe que es nombre árabe y por que según dicen los antiguos existía a la entrada del mismo un plantío de naranjos en hilera y variedad que había tantos como días tiene el año, y para distinguirle de los otros albalats le pusieron el titulo de Taronchers, y sucesivamente el Conde o Señor del mismo le transmuto en albalat de Segart; la época de la fundación se ignora; su porción topográfica lo es hacia el Norte en la parte de Murviedro y su numero de casas lo es de 198. El numero de vecinos lo es de 192 y el de almas de 882».

En el término municipal de ALBALAT DELS TARONGERS (en torno a 1100 hbts.) se han encontrado numerosos yacimientos arqueológicos de remotas épocas, como el de la Cova de l’Aigua Amarga, con pinturas rupestres datadas en 2000 aC y declaradas BIC, así como restos de poblamientos de la Edad de Bronce e Iberos, e importantes vestigios de romanización.

Aunque algunas fuentes remontan el origen de Albalat a la existencia de una villa romana, la actual población se desarrolló a partir de una alquería islámica, que fue donada por Jaime I al abad de Fuentclara en 1238. Posteriormente pasaría al caballero Raimundo de Torís, más tarde quedó integrada en la baronía de Segart, y después, por compra, pasó a los Villarrasa, quienes le otorgaron Carta Puebla en 1611 tras la expulsión de los moriscos, siendo repoblada con colonos catalanes. Finalmente, por matrimonio, fue propiedad de la familia Saavedra hasta la abolición de los señoríos.

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